El pasado Miércoles, uno de los días más calurosos del curso, pasamos la tarde DE PASEO. ¡No estamos locos! Lo hicimos bajo las sombras de los árboles de la Casa de Campo. Admiramos robles, aprendimos sobre las encinas, vimos algún chopo de lejos... y llevamos las plantas cultivadas durante este curso en el colegio para que allí tengan mayor espacio y mejor terreno.
Gracias a Charo, profesora durante muchísimos años en nuestro colegio y ya disfrutando de su merecida jubilación, y a su marido Jacobo, hicimos esta maravillosa ruta botánica en la que nos fueron contando todos los detalles de la mayoría de las plantas y árboles que encontramos en el camino.
Llegamos al centro de conservación y allí nos esperaba Eva, la profesora que ha sembrado la semilla del amor hacia las plantas en nuestro corazón. Y parte de las plantas que han crecido a lo largo del curso en nuestro pequeño vivero quedarán allí, a la espera, ¿quién sabe? que nuestros hijos o nietos las puedan visitar un día, convertidas en árboles, como hemos hecho nosotros ahora.
No podemos obviar ni la ducha refrescante de la manguera, que además de regar las plantas regó a todos los niños (y a los padres que también quisieron), ni a las familias que vivieron con los alumnos esta experiencia. Nos acompañaron, disfrutaron y aprendieron como los que más y desde aquí les agradecemos su participación en la actividad.
Fue una tarde que no olvidaremos en mucho tiempo pues dejó una huella tan agradable y profunda como el maravilloso aroma que también disfrutamos en la zona -botica- como "guinda final" del pastel.
Recuérdeme
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